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Cuando el Estrés Apaga la Alegría

No solo la tristeza puede hacerse cargo de sabotearte la alegría y la felicidad, el estrés con su estimulo constante a la secreción de adrenalina (que en exceso es perjudicial) y con su basal pensamiento de “no puedo/podre con esto”, más su inagotable sensación de angustia bajo la piel, muchas veces, pueden lograr derrumbar cada ápice de alegría que asome la persona, convirtiéndose esta en una especie de zombi, un títere que el estrés maneja a su antojo (aunque su rostro dibuje sonrisas).

Si te has sentido así alguna vez, no dudes en buscar ayuda, un psicólogo y un psiquiatra para comenzar, estos te permitirán evaluar tu situación y alternativas (siempre hay alternativas), y si requieres un tratamiento farmacológico -temporal-, podrá, el psiquiatra, suministrártelo para ayudarte a compensar químicamente tu cerebro y alinearlo a un mejor estado. Pero, eso sí, es preciso que, simultáneamente, te des a la tarea de desarrollar herramientas corporales y cognitivas más adecuadas como, por ejemplo, hacer yoga 10 minutos cada mañana para alinear tu respiración y tu mente, hacer ejercicio físico moderado al menos 30 minutos al día 5 veces por semana para liberar las imprescindibles endorfinas y dopaminas, hacer repeticiones mentales como “tengo lo que se requiere para afrontar esto y siempre puedo buscar ayuda”, entre otras.

Cuando estas en este punto de estrés -o cerca-, remediar la situación se convierte en una necesidad imperiosa, a la que darle largas, seria como activar un plan de autodestrucción -y no estoy exagerando-, el estrés en exceso es perjudicial, muy perjudicial, puede acabar con tu salud, con tu alegría e incluso, con tus ganas de vivir.

La buena noticia es que es posible tenerlo bajo control si te lo propones.

Soy una amante del Bienestar Humano, pasión que reflejo en mis Libros, Talleres y Coaching para que tú logres tus metas de vida y así, la vida que anhelas.

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